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pintor italiano (Livorao 1884-París 1920). La pintura de Modigliani responde a un destino doloroso, marcado por la miseria, el alcohol y la droga. Se limita, pues, a la figura humana, fijando siempre una individualidad precisa, con una expresión nostálgica. A partir de 1915, Modigliani encontró su propio estilo y, desde dicha fecha, produjo algunos centenares de telas. Sus colores francos y resplandecientes dan calidad a las líneas, de una extrema pureza; las deformaciones por alargamiento y torsión rememoran a los primitivos florentinos. La hermosa tendera; La florista; El aprendiz; Mané, hija del pueblo, son obras definitivas de este pintor. |